
Mis últimas obras están concebidas como experimentos de percepción; aunque no en el modo que usualmente lo hace el Cinetismo o el Arte Ópico.
Mi interés se centra fundamentalmente en las llamadas «ilusiones cognitivas” es decir los múltiples procedimientos mentales a través de los cuales nuestro cerebro busca darle un significado a los hechos que nos acontecen, impulsándonos constantemente en ir en pos del orden y la razón, aun cuando no existan».
Las imágenes que construyo -que luego imprimir en sucesivas capas de hilos, yuxtapongo y finalmente desgarro para dejar entrever lo oculto- están pobladas de elementos y gestos ambiguos -o semi ocultos-, de los cuales, la mayoría de las veces, el observador no se percata a simple vista. Sólo cuando inspeccionamos detenidamente las obras, encontramos que algo no encaja: eso que creímos ver en un principio, no es exactamente lo que hay frente a nuestros ojos.
Construimos la realidad a partir de unos pocos elementos inconexos. De este modo acopiamos con nuestra mirada los datos mínimos y necesarios para contarnos una historia que, aunque muchas veces es falaz, se ajusta con precisión a nuestras expectativas y pre-juicios. Este procedimiento no es una excepción, es la regla de nuestro comportamiento.
Ahora bien, estar prevenidos sobre este mecanismo no nos vuelve inmunes. Aunque entendamos en detalle el funcionamiento fisiológico por el cual vemos algo que no existe, e incluso hagamos un considerable esfuerzo para evitar el error, no podemos dejar de percibir una ilusión. Es un límite; punto de partida de nuestra imaginación.
¿Qué hay allí detrás, apenas visible tras la última capa de hilos?
¿Un pájaro, un globo o un muerto?
¿Qué vemos en realidad cuando miramos? Me pregunto.
Sí, las ilusiones son indiferentes al conocimiento y a nuestra voluntad. Simplemente suceden, no podemos evitarlas. Estamos atravesados por ellas; son parte constitutiva de cada uno de nosotros.
En el mejor de los casos, apenas si llegamos a reconocerlas.
Quizás por eso, lo verdaderamente nuevo, lo que aún está por descubrirse, permanece oculto, invisible ante nuestros ojos abiertos.